La leyenda urbana de Ciudad de México habla de cientos o miles de túneles secretos bajo sus calles. Los historiadores y arquitectos actuales niegan tajantemente la consejas populares. Por los rincones de la ciudad se habla de conspiraciones políticas y amores prohibidos de los cuales fueron cómplices. En las oficinas burocráticas se afirma con certeza académica y científica que son consecuencia de la imaginación colectiva.
Prefiero acogerme a la imaginación y pensar en cuántas persecuciones cinematográficas, cuantos encuentros apasionados, cuantos miles de pesos volaron por los pasadizos. Aunque la ciencia y la razón indiquen que más allá de los túneles del metro no hay otros, escojo trasladarme a siglos pasados y deambular bajo las calles empedradas, bajo los palacios y las plazas, encontrándome parejas de enamorados, ladrones de cuello blanco y algún que otro fantasma perdido en la inexplorada red subterránea.
¡Que me busquen allí si algún día desaparezco!
Prefiero acogerme a la imaginación y pensar en cuántas persecuciones cinematográficas, cuantos encuentros apasionados, cuantos miles de pesos volaron por los pasadizos. Aunque la ciencia y la razón indiquen que más allá de los túneles del metro no hay otros, escojo trasladarme a siglos pasados y deambular bajo las calles empedradas, bajo los palacios y las plazas, encontrándome parejas de enamorados, ladrones de cuello blanco y algún que otro fantasma perdido en la inexplorada red subterránea.
¡Que me busquen allí si algún día desaparezco!
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