Con relativa frecuencia alguien me dice que tengo un humor negro. O que puedo tenerlo porque a veces también surgen chispazos que son un poco más brillantes. Algo debo tener, tal vez no tanto para ser humorista, pero debería ser capaz de poder escribir una que otra frase graciosa en estos textos casi diarios publicados en mi blog. Y no las encuentro. He estado releyendo muchos de mis escritos para verlos con los nuevos ojos que me dan los días o semanas transcurridos entre su publicación apresurada y una nueve y crítica lectura. Si no fuera por el ejercicio de dejar las cosas como están, habría muchos que eliminaría o reescribiría. Se notan aquellos en los cuales puse un esfuerzo adicional en revisar y estructurar para obtener un producto ameno para los eventuales lectores. A veces pienso si más bien debería escribir menos y hacerlo con una mejor calidad. Este tema reaparecerá varias veces, estoy seguro, y encuentro una de sus primeras manifestaciones en la última entrada que escribí s