Por mi vecindario pasa mucha gente con equipaje. Vivo en las cercanías de la estaciones centrales de los trenes, buses y metro (Tunnelbana) de Estocolmo. Será por eso que hay mucha gente con equipajes. Y también muchos que luchan contra el viento y los dobleces de los mapas, porque también cerca de donde vivo está Drottningattan, la calle que lleva al, tal vez, más buscado sitio turístico de Estocolmo: Gamla stan.
Pero es el centro de la ciudad y no solo de ilusiones de viajeros se alimenta la zona. También hay comercio, incluido el de ciertos elementos no muy legales. Pero prefiero concentrarme en lo que cada maleta y su propietario llevan consigo y lo que buscan o sueñan con sus viajes, abrazando o abandadonando esta ciudad.
Soy un turista de más largo plazo pero turista al fin y al cabo. Tal vez conozca algo más, me pierda un poco menos, me mueva más confiado por las calles y tenga intereses en conocer más allá del turismo inmediato. Pero me sigue moviendo la curiosidad de las nuevas costumbes, los lugares que no conozco y los cientos de fotografías que podría tomar. Aún no me concentro en la política local, los problemas diarios de los Estocolmitas ni en el idioma. Si a duras penas entablo conversaciones en español, y difícilmente lo hago en inglés, no esperen que mi sueco hablado vaya a ser el mejor. Tal vez sí logre leer y escribir pronto.
Ya veremos si algún día llego a dar el paso inadvertido del vistante al ciudadano.
Pero es el centro de la ciudad y no solo de ilusiones de viajeros se alimenta la zona. También hay comercio, incluido el de ciertos elementos no muy legales. Pero prefiero concentrarme en lo que cada maleta y su propietario llevan consigo y lo que buscan o sueñan con sus viajes, abrazando o abandadonando esta ciudad.
Soy un turista de más largo plazo pero turista al fin y al cabo. Tal vez conozca algo más, me pierda un poco menos, me mueva más confiado por las calles y tenga intereses en conocer más allá del turismo inmediato. Pero me sigue moviendo la curiosidad de las nuevas costumbes, los lugares que no conozco y los cientos de fotografías que podría tomar. Aún no me concentro en la política local, los problemas diarios de los Estocolmitas ni en el idioma. Si a duras penas entablo conversaciones en español, y difícilmente lo hago en inglés, no esperen que mi sueco hablado vaya a ser el mejor. Tal vez sí logre leer y escribir pronto.
Ya veremos si algún día llego a dar el paso inadvertido del vistante al ciudadano.
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