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Un poco de brillo a los días grises

Estoy involucrado en un proyecto con una joven artista colombiana que no conozco. Todo porque un día encontró un post mío en este blog después que alguien le mencionó que sus obras le recordaban un libro. A punta de email nos hemos contactado y le han gustado las modestas propuestas que he hecho para el juego que estamos haciendo entre sus pinturas y mis palabras. Vale la pena aclarar que su trabajo también me gusta mucho. Tal vez en este mes les comente sobre lo que estamos haciendo.

Este trabajo me ha puesto a pensar en un par de temas. El que me motiva a escribir hoy es el valor que otras personas dan a lo que para cada uno de nosotros es común y corriente. Con este ejercicio me he dado cuenta que otros valoran más que yo lo que hago. No es que no me cueste trabajo hacerlo. Pero a veces lo vemos tan común y corriente que empezamos a perder la noción de lo valioso que es nuestro trabajo. Llámese ‘trabajo’ a una creación artística, al proceso de mantener vivo un blog o al trabajo como tal, por el que nos pagan y por el cual cumplimos un horario o cualquier otra actividad que realicemos. Este ‘juego’ que llevamos con la pintora que menciono y el exponer mis escritos al grupo del diplomado de cuento me han permitido descubrir que hay valor en lo que hago. También me ha ayudado a construir un filtro que separe la bazofia de lo bueno y de lo excelente. También me hizo ver que aunque a veces no le de valor a este blog y lo considere solamente como un cuaderno de notas, hay gente que ha visto ideas y palabras interesantes en él. No tiene uno que cambiarle la vida a alguien para lograr tocarlo. Una sonrisa en el día, una idea para el trabajo, recordar un hecho pasado. Tantas aparentes nimiedades pueden ser el gatillo para un pequeño o gran momento en la vida de otro. Sin saberlo y sin pretenderlo he logrado agregar un poco de vida con mis actos a gente que ni siquiera conozco. Ese era el segundo tema y se me coló sin darme cuenta: mis blogs, aparte de entretenerme a mí, hacen algo por los demás.

Descubrir ese tipo de influencias llega a veces en los momentos en que más se necesitan, cuando uno empieza a considerar si la vida que lleva es la correcta, si sería mejor gastar ese tiempo en actividades que retribuyan con dinero u otros activos. Y dan un poco de brillo a los días grises.

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