Texto preparado para la convocatoria Bogotá por Bogotá ------ La ciudad de las estatuas andantes Embadurnados de pintura metalizada, dorada o plateada, se les encuentra sobre las aceras junto a las huellas que deja sobre el maltratado espacio público el continuo caminar de gente sin nombre que se apresura a llegar a ningún lado. Ellos, estatuas vivas, casi como las soñó Pigmalión, nos recuerdan que más allá de los andenes y las plazas también hay vida. Aunque uno imagine, al primer golpe de vista, que con toda ese charol van a terminar intoxicados y la vida que nos quieren dar se les va de a pocos cuando a diario se untan hasta el último pelo de una sustancia a todas luces nociva, como la nicotina o el alquitrán que nos rodean en fatua publicidad e inmaterial humo. Una moneda cae de una humilde mano dando vida a los resortes que mantienen estático al muñeco lleno de ropas y pintado de inusuales colores. Ese repentino movimiento puede ir acompañado de luces, pitos, ruidos, saludos y