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De las crónicas de la ciudad

Por Jairo Aníbal Niño
1977

El señor presidente, olisqueando su pañuelo empapado en agua de lavanda, se paseaba por el mercado público en cumplimiento de su promesa electoral, de que cada ocho días se pondría en contacto con el pueblo. Salto con agilidad un pequeño charco de agua podrida y se puso a estrechar manos sudorosas y de una aspereza de piedras de volcán. De pronto, se dio cuenta que su finísimo reloj de oro había desaparecido. Se empinó en la punta de sus zapatos de charol y vislumbró el correr desalado de un muchacho. Con todas las fuerzas de sus pulmones gritó: ¡Al ladrón! ¡Al ladrón! ¡Agarren al ladrón! ¡Maten al ladrón!

Entonces la muchedumbre se abalanzó contra el ladrón. Su guardia personal, solo pudo rescatar un par de ensangrentados zapatos de Charol.

Comentarios

En este estado de cosas, cada país podrá poner el nombre que más se le ajuste a su ladrón.

¡Qué diferencia lo que escribía Jairo Aníbal hace 30 años con lo que publica hoy! Ni mejor ni peor, sino de una temática muy diferente.
Apreciado Mauricio:

Hace 17 años conocí a JAIRO ANIBAL NIÑO. Fue en Medellín en la entrega de Premios de un Concurso de Cuento donde él era Jurado. Para y como hoy, fanático de la radio, había creado REVISTA BIBLIOTECARIA para la Emisora Cultural de la UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA (1410 khz en a.m.). Reciuerdo que le pregunté sobre lo que para él era una BIBLIOTECA. Las cosas que dijo fueron fascinantes sore la Biblioteca como sitio de encuentro y muchas cosas más. Fue uo de los mejores programas donde también estuvieron MANUEL MEJIA VALLEJO (Q.E.P.D) y OSCAR COLLAZOS quienes también hablaron de la Biblioteca.

Sin más por el momento, recibe un saludo desde Pereira y gracias por hacerme recordar estos gratos momentos de mi vida.