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Verde, de Federico Ríos Escobar. Una mirada al conflicto, la selva y los humanos

 




Austero. Apropiándome de una palabra que usa Alejandro Gaviria en el prólogo para describir las largas guerras, austeras, quiero así resumir mi precepción del libro Verde del fotógrafo Colombiano Federico Ríos Escobar. Y no es por falta de imágenes o historias porque ellas abundan. Es por el libro en sí, por su concepción y su producción. Por el trabajo de impresión y finalización que nos mostraron Federico y Santiago Escobar Jaramillo (Raya Editorial) en sus redes sociales. Fue en trabajo manual, sin despliegues tecnológicos, sin talleres gigantes. Mi percepción es que se decidieron por una empresa pequeña, con máquinas poco tecnificadas, con uso intensivo de mano de obra.

Pienso que la austeridad que transmite el libro al tenerlo en las manos es parte de un mensaje muy a propósito. Para ir a la selva a fotografiar y también para vivir y combatir no debe llevarse sino lo que es necesario. Sin lujos, sin excesos. Los equipos de campaña de fotógrafo y combatiente son muchos kilos para llevar en caminos difíciles.

De esas páginas austeras se derrama a borbotones un caudal de historias, de humanidad, de dolor y un poco de desasosiego. En eso no ahorra Federico. Sus ojos y su mente son sagaces en identificar las escenas que narran historias, pero no cualquiera sino esas que él nos quiere transmitir durante el silencio del libro. Silencio porque son muy escasas las palabras impresas y es como si así, sin hablar, transitáramos los lugares por los qué anduvo durante tantos años desde que la pregunta ¿qué son las FARC y quién es esa gente? se le apareció. Pocas palabras usadas con cuidado, con mesura, sin excesos. Austero en el lenguaje. Como en el libro.

Con todo y las potentes fotos que Federico y Santiago Escobar Jaramillo escogieron fue una palabra la que más me conmovió. Cuando llegué a las dos páginas que muestran la inmensa palabra NO, opción que más votos tuvo en el plebiscito. Esos recuerdos de ese domingo triste llegaron de nuevo y me conmovieron las entrañas. Una vez más. Entre pocas palabras hay una que sacude más que muchas.



Esos lugares por donde fueron fotografiados soldados, guerrilleros, exguerrilleros nos los muestra en un mapa que envuelve el libro. Alguien verá ese pliego como la hoja de un tamal, yo lo veo como esos plásticos que envuelven cada uno de los elementos que los combatientes llevan en sus equipos de campaña y que nos muestran en algunas de las fotos. Elementos valiosos que la humedad no debe dañar, ni ellos deben salirse y ensuciar otros. Con toda seguridad Federico lleva su equipo fotográfico protegido en la selva de una forma similar.  Ese mapa envuelve un valioso tesoro que no cualquier puede decir que hizo con sus manos. Que no debe deteriorarse.

Federico nos muestra a personas como nosotros que por alguna razón terminan combatiendo, usualmente por motivos ajenos a su alcance y por decisiones de poderosos que ni siquiera conocen. Creo que aunque por el tema y los prejuicios este proyecto fue rechazado por editoriales de renombre, fue toda una serendipia que la manufactura fuera en una ciudad y en una empresa pequeñas, con la guía de una editorial no muy famosa (pero, dicen los que saben, de las mejores en foto libros del continente). Y somos la gente común las que más valoraremos un documento de esta calidad y de tanta potencia.

Federico Ríos Escobar en Instagram: @historiassencillas

Federico Ríos Escobar en Twitter: @federicorios

Santiago Escobar Jaramillo, editor, en instagram: @escobart 

Raya Editorial en instagram: @rayaeditorial

Matiz Taller Editorial en instagram: @matiztallereditorial 











Puedo jurar que en el original es verde y no gris como en la foto




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