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Campaña educativa en los medios de transporte urbano

Cuando uno es conductor de auto se percata de una serie de comportamientos frecuentes realizados por otros conductores en las calles. A mí me pasa a cada rato y me enfurece ver el mal comportamiento de los otros. No sé todavía cómo yo genero la ira a algunos más porque, eso sí, se ven las fallas ajenas pero raras veces las propias.

De todos esos malgenios que me han sacado en las calles bogotanas he pensado en que podría hacer una especie de tesis sobre campañas educativas para conductores  (de todo tipo de vehículos) y peatones. Como siempre uno considera que es el que tiene las ideas y a los demás no se les ha ocurrido. Bueno, no tan así pero siempre se piensa en que si los demás hicieran las cosas como uno dice todo sería perfecto.

Suponiendo que a los conductores les interesara tomar conciencia de errores comunes y que se comportan como matones sin darse de la manera más inocente, les dejo algunos de los comportamientos repetitivos del tráfico bogotano.

1. En general no hacen falta leyes. hace falta la autoridad que las aplique. Inventarse restricciones de más horas o ideas geniales debería solo dejarse para cuando cumpliendo las leyes actuales el tráfico no puede arreglarse. Lo cual no se hace en Bogotá.

2. Juan Pablo Montoya nos hizo un terrible daño. Ahora muchos conductores dan las curvas lo más abiertas posibles porque así pierden menos el impulso (así eso no importe cuando van a 30 km/h). Los conductores podrían ser precavidos o menos olvidadizos y cambiarse al carril de la derecha (o de la izquierda según) con tiempo suficiente para no estorbar dos o tres carriles mientras giran y ponen en peligro a los que si se han paado al carril adecuado.

3. No hay que parar sobre las avenidas para comprar el pan y la leche. Con frecuencia veo carros parqueados en plena avenida 30 mientras sus dueños compran pan y leche en un coratiendas. El taxista de confianza también cuenta esos cuentos de gente estorbando en plenas avenidas. Y la policía de tránsito sin ejercer la autoridad.

4. Los carros viejos que llevan mercado de corabastos a las tiendas siempre van por la izquierda a 40 km/h o menos. En general ver un carro viejo en la calle es sinónimo de que se van a atravesar, que no funcionan las luces o los stops, que no usan las direccionales.

5. Las direccionales no son luces intermitentes para adornar el carro en navidad. deberían usarse y que cuando se haga indiquen el lado correcto, que no las dejen pegadas por cuadras enteras.

6. Las volquetas: merecen caso aparte. Cómo será que hay letreros que avisan que salen volquetas a la calzada y no, como debería ser, avisando a los volqueteros que van a entrar a una vía pública.

7. Entre más "engallado" o "tuneado" el vehículo más hampón es su conductor. Si por la calle ve un carro con llantas de bajo perfil, rines brillantes, pinturas estrambóticas, spoilers y alerones inútiles tenga cuidado. Déjelos ir, desacelere porque en cualquier momento le toca usar sus reflejos para evitar "dañarles" las obras de "buen gusto" con que han decorado su eutomóvil. Manejan tan mal como los que tienen el carro más viejo, mencionados antes. Como se ve no es cuestión de dinero.

8. Los taxistas y los motociclistas: que Dios los perdone. Punto.

Ya me desahogué, ahora me dedicaré a buscar lo que toda esta gente dice de "abuelitos" como yo que manejan dizque respetando los semáforos y teniendo actitudes peligrosas de ese tipo en las calles (perdón, en las pistas de carreras y circuitos callejeros).

Comentarios

Anónimo dijo…
sumercé cuando estuvo en Barranquilla que no avisó para haberlo atendido...
como que el mal es de nacionalidad, no?