Ciudad de Goiania, Brasil, septiembre de 1987: dos juntapapeles encuentran un tubo de metal tirado en un terreno baldío, lo rompen a martillazos, descubren una piedra de luz que azulea el aire y da fulgor a todo lo que toca. Los juntapapeles parten esa piedra o bicho de luz y regalan los pedacitos a sus vecinos. Quien se frota la piel brilla en la noche. Todo el barrio es una lámpara. El pobrerío, súbitamente rico de luz, está en fiesta. Al día siguiente, los juntapapeles vomitan. Han comido mango con coco: ha de ser por eso. Pero todo el barrio vomita, y todos se hinchan, y un fuego de adentro les quema el cuerpo. La luz devora y mutila y mata; y se disemina llevada por el viento y la lluvia y las moscas y los pájaros. Fue la mayor catástrofe nuclear de la historia, después de Chernoby l. Muchos murieron, quién sabe cuántos; muchos más quedaron por siempre jodidos . En aquel barrio de los suburbios de Goiania nadie sabía qué significa la palabra radioactividad y nadie había o