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Como yo soy

En mi ansia de convertirme en escritor me lanzo a leer con juicio a escritores exitosos y reconocidos para encontrar en ellos las claves de una buena escritura. Así mismo utilizo mejor el tiempo libre que ahora tengo en demasía en vez de estarlo desperdiciando divagando por internet o por mi mismo sin sentido.

En estos últimos días he leído unos de los cuentos de Julio Cortázar publicados en la década de los 40 y una novela de Álvaro Mutis. Tengo ubicados de mi biblioteca libros de Jorge Luis Borges de Boris Vian, García Márquez y algunos otros en los que está El Quijote pero siento que no me siento preparado aún para tamaño monstruo. Lo primero que evidentemente encuentro en las lecturas que he hecho es un manejo impecable de un vocabulario amplísimo. En medio de los párrafos aparecen palabras que nada tienen de estrambóticas o rebuscadas pero estoy seguro yo no incluiría fácilmente en mis textos porque ni siquiera se me vienen a la mente. Conozco plenamente su significado pero estoy seguro que encontraría otras más prosaicas para expresar la misma idea en el caso que lo necesitara.

Hay que tener en cuenta que los textos de este blog son hechos de prisa, usualmente con una revisión breve y como si fuera un dictado de mi mente que estoy transcribiendo tal como sale. No es el fluir de la conciencia de Joyce sino algo más básico. Pero escarbando más al fondo me doy cuenta que mi tempramento no es tan locuaz como el de muchas otras personas y el escribir textos concisos sin extenderme en descripciones, detalles y circunloquios es una mera manifestación de cómo soy yo.

No deja de darme envidia la facilidad que tienen los grandes escritores de conectar ideas tan claras y simples pero grandiosas además, fuera de lo bien escritas que estén. No tengo idea cuánto toma a uno de estos autores concretar una página magistral o cómo hacen para encontrar la frase precisa con el verbo cautivador que nos atrapa desde el incio de un cuento o una novela. Pero a pesar que compararse es fundamentalmente perturbador para el alma debo hacerlo si quiero saber cuánto he avanzado en esto de ejercer la escritura como una profesión. Tambien están mis escritos anteriores y si voy viendo que estan mejor concebidos y armados los últimos que los primeros puedo definitivamente saber que voy por buen camino. La velocidad de avance es otro cuento que me preocupará después. Ahora es más importante encontrar las ideas actualmente extraviadas que con mis elementales competencias podría hacer algo suficientemente bueno (si ellas llegaran).

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