El procurador, y nosotros caímos en su juego, convirtió nuestras quejas contra un político corrupto, tendencioso, abusivo y aprovechado en una cruzada contra la moral y el aborto. Entonces muchos de los que están contra el aborto lo apoyan no importa que este personaje esté confabulado con una corte suprema clientelista y un congreso putrefacto. Así quedamos de mal. Seguimos soportando un funcionario que cree que sus creencias están por encima de la constitución y la ley, uno que vende el poder investigativo del estado para su propio beneficio. A pesar que se haga llamar católico. ¡Ja! Y por supuesto, los jerarcas de cualquier rama del cristianismo son los primeros en apoyar a este bandido, como han hecho con muchos. Ellos son los que se hacen los de la vista gorda cuando les conviene. Vergüenza debería darles de llamarse cristianos. Y todo quedó limitado a si hay aborto o no. Somos unos idiotas todos. *Texto escrito sin autocensura, con prisa y con mucha rabia a partir de una...