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Mi hermano Julián


Francisco Julián es mi hermano más lejano. Es el mayor de los hijos de Doña Amalia y Don Gonzalo, y yo el menor así que entre ninguno de los otros hermanos hay tanta distancia en edad como entre nosotros dos. Y viviendo en Madrid, en la madre patria, son muchas las millas y horas que nos separan. Por ejemplo, empieza a cumplir años cuando aquí todavía es hoy. Mejor dicho, escribo esto como su regalo de cumpleaños, que es mañana 20 de mayo.

El primer recuerdo que tengo de él o con él es muy antiguo y se pierde entre las brumas de mi memoria. Íbamos en el veloz Land Rover Santana modelo 68 por la carrera séptima de Bogotá, cerca del teatro Patria. Había llovido y por alguna de esas incomprensibles cosas que nunca pasan en mi ciudad, Julián tuvo que frenar bruscamente, cuando el ABS era apenas un sueño y los airbag tal vez aparecían en los carros gringos que usaban el gobierno y los diplomáticos. Recuerdo un trompo, golpe a un andén con ascenso a éste y los demás carros detenidos contemplando la pirueta. En mi brumosa memoria entreveo que el único herido fue el carro porque llegamos pronto a la casa y me parece ver a Julián saliendo de nuevo con el carro para llevarlo a su médico. Yo era muy pequeño.

Pero cuentan que no fue la primera relación emocionante entre los dos. Mi mamá en sus historias nos cuenta que yo no tenía más de dos días de nacido y le hablé a Julián en una jerigonza que nadie entendió. Aparentemente fue alguna especie de lenguaje articulado lo cual sería rarísimo para un hermoso bebé de un par de días. Luego de ese asombroso intento de comunicación, casi desde otro mundo, caí enfermo y tuvieron que llevarme hospital. Lo que pude haber dicho ese día siempre ha sido un misterio que hemos buscado develar y sólo hasta hace poco logramos descifrar la última parte del mensaje. Al parecer todo terminó cuando le dije a mi hermano: "No se le vaya a olvidar que no se lo repito". Y nunca más lo repetí.

Julián no fue la excepción en el modelo de hermano mayor: fue el primero en ir a la Universidad, aunque terminó en otra diferente a la que empezó; el primero en tener carro cuando compró el Land Rover que era de la casa y que había sido como suyo por muchos años. Fue el primero en comprar apartamento. Pero también era el hermano que tenía que ser compañero en las fiestas, el que tenía que responsabilizarse por los hermanos menores (me alojó en su apartamento más de un año, mil gracias) y el que a veces tenía que dejar sus cosas para hacer los mandados.

Muchos de mis recuerdos con Julián tienen que ver con el carro. Innumerables viajes a La Dorada que me permitieron conocer la carretera como si fuera yo el que manejara; alguno por caminos destapados cuando el puente de Honda estaba en reparación; otro con amanecida en la carretera por una varada, aunque esa no me tocó a mi; yo, en cambio, fui el testigo de la angustia de mi mamá al ver que sus hijos no llegaban, en la época en que no existían los celulares ni las carreteras en concesión con teléfonos cada kilómetro y grúa de apoyo. Pero también un extenuante viaje a la costa a pesar de la enfermedad de mi hermano que casi no podía comer, con unas memorables patillas en Aguasclaras, Cesar, y largas horas de carretera en el Land Rover bajo la canícula del caribe.

Hoy Julián es el que nos cuenta de los sucesos extraterrestres, extrasensoriales o místicos que son de interés. El último es una información sobre el cometa que se está desintegrando y acerca de quienes piensan que uno de los fragmentos va a chocar con nuestro planeta. Julián es el papá de uno de mis sobrinos más simpáticos, Julián Camilo, aún más alto que él pero con la misma voz, de esas que se confunden sin problema en los teléfonos. Para mi hermano sigo siendo Micio y mi sobrino también me llama así a veces. El otro hijo, Andrés Felipe, está en España con él y se va a dedicar a la música.

Estuve buscando una foto más o menos reciente de mi hermano para publicarla aquí pero no encontré y supe además que tengo un grupo de fotografías extraviadas porque allí estaría una en la que estamos los hermanos. Un abrazo, hermano, y te quiero mucho. Millones de gracias por todo.

Tal vez estos recuerdos terminen siendo inexactos pero el pasado es como uno la recuerda y no necesariamente como ocurrió de verdad.

Comentarios

Anónimo dijo…
FELIZ CUNPLEAÑOS A TU HERMANO.....
UN ABRAZO VIRTUAL
Anónimo dijo…
un feli cumple pa tu hermano tambien... me hizo reiri mucho lo de:

"No se le vaya a olvidar que no se lo repito"

todabia me estoy riendo! :D

Un saludo grande
Daniel.
Anónimo dijo…
Muy cálida y bella semblanza de tu hermano y lindo regalo de cumpleaños. Un saludo muy cordial, Julián.
Mi hermano le smanda a dar las gracias a todos... y yo también por sus cálidas letras.
Anónimo dijo…
Yo siendo una de sus hermanas mayores, no sabía este cuento.Gracias por enterarme. He pasado la vida sin enterarme de nada. Ahora que tengo 50 años, me hubiera gustado haber participado más con mi familia, ya que no tengo recuerdos de nadie.
Amalia
Enero 8 de 2007