Hace poco escribía aquí mismo acerca de uno de mis libros favoritos. Hoy le llegó el turno a otro: 'El Coleccionista de instantes' de Quint Buchholz. Es posible que logren encontrar en librerías la traducción al español con el nombre 'El coleccionista de momentos'. Entre las líneas siguientes les contaré por qué yo lo llamo un poco diferente y algo más de mi historia con este libro.
En una feria del libro, creo que en 1998, Alemania fue el invitado de honor. Cuando un país es distinguido con este título se prepara una muestra de diversas características típicas y de algunas obras de arte, pero es usual que nada de esto se encuentre a la venta, todo está para contemplarse nada más. Con mi amigo Alejandro ese año encontramos un libro adornado de imágenes hermosas, rayando en el surrealismo. Junto al libro en la exposición estaban los originales de las ilustraciones. El hecho es que arrastrados por la fascinación, él más que yo, averiguamos el nombre del libro en su idioma original y su traducción aproximada, para ver si lo pedíamos ubicar de alguna forma por internet.
Alejandro había conseguido un amigo alemán por la red y se tomó el atrevimiento de encargarle el libro; en alemán, claro. Una vez llegó a manos de Alejandro, una amiga de su gran amiga Carmen hizo gentilmente la labor de traducción, no de manera formal y tradicional sino leyendo el libro en voz alta ante una grabadora. El casete aún lo conservamos. Era obvio que no podíamos pretender que poseíamos la mejor traducción del mundo porque el método y la inexperiencia de la traductora no lo permitían. Sin embrago, era tanta la 'goma' que quisimos hacer nuestra propia edición en español para imprimir los 4 ejemplares de los involucrados, con sus imágenes respectivas. Durante ese proceso le habíamos adjudicado el título de El Coleccionista de instantes porque así nos había sido traducido.
Ahí entré a jugar. Las imágenes, al menos la mayoría, están a dos páginas en la edición recibida así que digitalizarlas fue un lío. A pesar de esto logre convertirlas a archivos de computador y utilicé una característica de Corel Photo Paint para ensamblar las parejas que se formaban. Luego las retoqué para eliminar en lo posible el rastro de las uniones y las deformaciones que se forman al escanear las zonas que están hacia el centro del libro, hacia las costuras.
Finalmente logramos completar el proceso de edición electrónica reuniendo la transcripción de la grabación y las imágenes producidas; compramos unas hojas finas de papel para imprimirlo a todo el lujo que alcanzábamos con nuestros equipos, pero Carmen dijo: "Noooo, este trabajo merece que el texto haga honor a él" y se dispuso a hacer la corrección de estilo. En esas andábamos, llevábamos como un año en este rollo desde que recibimos el libro o tal vez más, cuando encontramos en una versión posterior de la feria del libro la edición en inglés llamada 'The collector of moments'.
Fueron dos las decepciones en ese momento. La primera: que ya no teníamos que leer nuestra edición porque la de inglés estaba disponible y todos los tres que permanecíamos en el proyecto podíamos leer ese idioma. Y la otra el título: a pesar de ser similares en teoría, de 'instantes' a 'momentos' hay un buen trecho, al menos así lo sentíamos. Pasados otros años, encontramos la traducción al español pero no nos interesó ni siquiera mirarla, por el título: El coleccionista de momentos... cada instante que pasaba lo sentíamos peor.
¿Por qué la insatisfacción, el gran abismo que sentíamos entre instantes y momentos? El sonido de las palabras hizo la diferencia. Alex Grijelmo diría que 'momentos' está llena de 'emes' y que junto a las 'oes' y 'es' hacen una palabra fuerte al oído. En cambio en 'instantes' la 'í', más las 'tes' y la 'ene' que son fricativas, y no explosivas, hacen una palabra que fluye suavemente y exhibe orgullosa el luminoso color producido por la mezcla del blanco de la 'a' y el amarillo de la 'i' en contraste con los matices de marrón y el fatídico negro, la 'e' y la 'o', en la palabra despreciada por nosotros.
Por el libro en sí, por sus ilustraciones y por la historia de cómo llegó a mí, es otra de las joyas de mi tesoro personal. Se puede encontrar cierta similitud con el libro mencionado en una entrada anterior, 'los misterios del señor Burdick', porque también tiene bellas imágenes acompañadas de una frase. En el de Van Allsburg formaban parte de unos cuentos e incluían además un título para estos. En el de Buchholz, en nuestro coleccionista, las pinturas son en sí mismas las obras completas en conjunto con la frase que acompaña a cada una.
Antes de darle paso a las alabadas ilustraciones voy a transcribir un fragmento del libro, cuando el niño que nos cuenta su historia ve por fin, en la soledad del estudio de Max, el pintor que se había mudado a su edificio, los cuadros cuya observación le había sido negada hasta entonces. Al final encontrarán dos de ellos con sus respectivas frases. Pueden ampliar las imágenes pulsando sobre ellas. Todos los textos son traducciones mías desde la versión en inglés que poseo hoy día:
En una feria del libro, creo que en 1998, Alemania fue el invitado de honor. Cuando un país es distinguido con este título se prepara una muestra de diversas características típicas y de algunas obras de arte, pero es usual que nada de esto se encuentre a la venta, todo está para contemplarse nada más. Con mi amigo Alejandro ese año encontramos un libro adornado de imágenes hermosas, rayando en el surrealismo. Junto al libro en la exposición estaban los originales de las ilustraciones. El hecho es que arrastrados por la fascinación, él más que yo, averiguamos el nombre del libro en su idioma original y su traducción aproximada, para ver si lo pedíamos ubicar de alguna forma por internet.
Alejandro había conseguido un amigo alemán por la red y se tomó el atrevimiento de encargarle el libro; en alemán, claro. Una vez llegó a manos de Alejandro, una amiga de su gran amiga Carmen hizo gentilmente la labor de traducción, no de manera formal y tradicional sino leyendo el libro en voz alta ante una grabadora. El casete aún lo conservamos. Era obvio que no podíamos pretender que poseíamos la mejor traducción del mundo porque el método y la inexperiencia de la traductora no lo permitían. Sin embrago, era tanta la 'goma' que quisimos hacer nuestra propia edición en español para imprimir los 4 ejemplares de los involucrados, con sus imágenes respectivas. Durante ese proceso le habíamos adjudicado el título de El Coleccionista de instantes porque así nos había sido traducido.
Ahí entré a jugar. Las imágenes, al menos la mayoría, están a dos páginas en la edición recibida así que digitalizarlas fue un lío. A pesar de esto logre convertirlas a archivos de computador y utilicé una característica de Corel Photo Paint para ensamblar las parejas que se formaban. Luego las retoqué para eliminar en lo posible el rastro de las uniones y las deformaciones que se forman al escanear las zonas que están hacia el centro del libro, hacia las costuras.
Finalmente logramos completar el proceso de edición electrónica reuniendo la transcripción de la grabación y las imágenes producidas; compramos unas hojas finas de papel para imprimirlo a todo el lujo que alcanzábamos con nuestros equipos, pero Carmen dijo: "Noooo, este trabajo merece que el texto haga honor a él" y se dispuso a hacer la corrección de estilo. En esas andábamos, llevábamos como un año en este rollo desde que recibimos el libro o tal vez más, cuando encontramos en una versión posterior de la feria del libro la edición en inglés llamada 'The collector of moments'.
Fueron dos las decepciones en ese momento. La primera: que ya no teníamos que leer nuestra edición porque la de inglés estaba disponible y todos los tres que permanecíamos en el proyecto podíamos leer ese idioma. Y la otra el título: a pesar de ser similares en teoría, de 'instantes' a 'momentos' hay un buen trecho, al menos así lo sentíamos. Pasados otros años, encontramos la traducción al español pero no nos interesó ni siquiera mirarla, por el título: El coleccionista de momentos... cada instante que pasaba lo sentíamos peor.
¿Por qué la insatisfacción, el gran abismo que sentíamos entre instantes y momentos? El sonido de las palabras hizo la diferencia. Alex Grijelmo diría que 'momentos' está llena de 'emes' y que junto a las 'oes' y 'es' hacen una palabra fuerte al oído. En cambio en 'instantes' la 'í', más las 'tes' y la 'ene' que son fricativas, y no explosivas, hacen una palabra que fluye suavemente y exhibe orgullosa el luminoso color producido por la mezcla del blanco de la 'a' y el amarillo de la 'i' en contraste con los matices de marrón y el fatídico negro, la 'e' y la 'o', en la palabra despreciada por nosotros.
Por el libro en sí, por sus ilustraciones y por la historia de cómo llegó a mí, es otra de las joyas de mi tesoro personal. Se puede encontrar cierta similitud con el libro mencionado en una entrada anterior, 'los misterios del señor Burdick', porque también tiene bellas imágenes acompañadas de una frase. En el de Van Allsburg formaban parte de unos cuentos e incluían además un título para estos. En el de Buchholz, en nuestro coleccionista, las pinturas son en sí mismas las obras completas en conjunto con la frase que acompaña a cada una.
Antes de darle paso a las alabadas ilustraciones voy a transcribir un fragmento del libro, cuando el niño que nos cuenta su historia ve por fin, en la soledad del estudio de Max, el pintor que se había mudado a su edificio, los cuadros cuya observación le había sido negada hasta entonces. Al final encontrarán dos de ellos con sus respectivas frases. Pueden ampliar las imágenes pulsando sobre ellas. Todos los textos son traducciones mías desde la versión en inglés que poseo hoy día:
"Algo había cambiado. Las pinturas estabán aún descansando contra la pared en una larga hilera. Pero ahora me miraban. Ahora estaban para verlas. Ahora se me permitía.
En frente a cada cuadro había un trozo de papel de bocetos sobre el cual Max había escrito un mensaje.
Me encontraba en medio de una exhibición que había sido preparada para mi."
Comentarios
Habrá alguna página web en castellano o inglés?.-- Liz
CREO QUE LO LEERE...
GRACIAS POR HABLAR DE LIBROS ES UNA BUENA LABOR PARA FOMENTAR LA CULTURA..
UN ABRAZO VIRTUAL
me dejo pensando en la diferencia semántica entre "instante" y "momento".
Un saludo.
Para quien lo este buscando, yo soy de México,y lo encontre en la biblioteca de aula que proporciona la Secretaría de Educación en las escuelas públicas, ojala que esto le sirva a alguien que desee leerlo =)