En la edición tradicional del diario El Tiempo encontré dos noticias que me hicieron pensar, casualmente en la misma página, una al lado de la otra. La primera es sobre la resolución de un clásico problema de la física obtenida por un grupo en la Universidad Nacional de Colombia. La segunda es sobre el descarado plagio por parte de un estudiante en práctica profesional vinculado al mismo diario. Encuentran las versiones en la edición electrónica aquí la de física y acá la del plagio.
La búsqueda de la solución del mencionado problema físico se hace desde hace más de dos décadas y el grupo colombiano dedicó 8 años antes de ver lograda la publicación de su artículo en 'journal' de reconocidísimo prestigio. Además aseguran su utilidad en el área de la electrónica y la computación la cual se dará en, al menos, la bobadita de 20 años.
La historia del plagio empieza cuando el periódico de la Universidad Nacional publica un artículo en mayo en el que se habla de la prostitución de jóvenes de los estratos pudientes de la sociedad. El domingo pasado el diario publicó un artículo sobre el mismo tema y rápidamente los lectores, y con seguridad los escritores del original, descubrieron similitudes sospechosas. Realizada la investigación, que no necesitó ser para nada exhaustiva, descubrieron que el muchacho practicante había trascrito casi al detalle varios párrafos del artículo de UN Periódico.
Explicaciones irán y vendrán. Mientras, yo quiero meditar en una diferencia estructural en los dos casos: el tiempo, no el periódico precisamente, sino la cantidad de años invertidos en lograr el éxito. El equipo de profesionales de física sabe, de manea intuitiva o por cualquier otra razón, que del afán no queda sino el cansancio. Ante esa certeza invierte años en una investigación que apenas es el comienzo de algo. Lo saben y no les importa. Muy seguramente no sean ellos quienes lleven al máximo las posibilidades de este descubrimiento sino otro grupo que basado en los resultados científicos previos lleven el desarrollo a nuevos niveles. Así funciona la ciencia.
El caso del muchacho, en cambio, muestra el afán del reconocimiento inmediato y fácil, sin merecerlo. Habrá casos en los que un genio de verdad logre la fama mundial con su primera publicación, pero este parece no ser el caso. Podríamos entrar a discutir que el joven ha sido víctima de la sociedad de consumo y la narcotización de la sociedad conduciendo a la búsqueda del dinero y la fama fáciles. Seguramente es así, confirmando lo que pienso: es cuestión de tiempo.
En los cursos de administración enseñan que tradicionalmente los japoneses no esperan tener grandes réditos en sus empresas sino muchos años después de la inversión inicial. Algunos hablan de 20 años. Nosotros nos estamos acostumbrando a que debemos obtener los resultados en la inmediatez del que no construye para una sociedad sino para su propio beneficio. No podemos pontificar argumentando que la ciencia es el ideal y el periodismo u otras artes menores están pervertidas ni que sea cuestión de edades, sexos, ideologías o cualquier forma de prejuicio conocida o por inventar. Conocemos el caso del gran padre de la clonación que falsificó resultados para obtener reconocimiento siendo un científico renombrado y ya maduro; también el de una joven estudiante de Harvard que hizo plagio en sus dos libros. Pero igualmente sabemos de casos de investigaciones largas y serias como la de Truman Capote para su libro A sangre Fría o las de tantos periodistas sin importar su edad o el poder económico de su empleador.
¡Sin estigmatizaciones, por favor! Este caso terminará evaluando los valores, la familia, la ética y todas esas cosas que para algunos son obsoletas. En el mundo que andamos hoy nos venden la necesidad del éxito inmediato y a través de logros puramente físicos y materiales. No nos detenemos a pensar que la tierra lleva evolucionando miles de millones de años, una cantidad tan astronómica que no alcanzamos a comprender su magnitud, y nosotros en la tierra no llevamos muchas más de un millón de años. El hombre que conocemos no tiene más de cien mil, el cristianismo no más de dos mil, los computadores no más de cincuenta. Carl Sagan hacía una comparación de la edad de la tierra con una escala de tiempo más entendible para nosotros: si el planeta solo tuviera un año desde su aparición, la humanidad ocuparía solamente el espacio del último segundo, ni siquiera un mísero minuto.
El ser humano ha logrado en ese segundo cosas inimaginables. Ahora queremos llevar el desarrollo a la dimensión de los nanosegundos y se nos olvida el salto que implica y pretendemos enfrentarlo con modelos tradicionales. Debemos acostumbrarnos a vivir al a velocidad actual pero con cierto freno para alcanzar a detenernos o a torcer la dirección antes de estrellarnos.
Comentarios
Me impresiono mucho el tema del plagio en el tiempo porque preciso esta mañana revisé el artículo en el UN periódico y recuerdo haberlo leído por interesante. Me pregunto si estas correcciones sucederán cada vez que un plagio se hace explícito, si tendrá que ver algo con el tema o con el hecho de que sea un estudiante quien escribio. en cualquier caso, que pendeja respuesta la de "queria enriquecer mi investigacion".
Eso se llama, wikipedia + un periodico: artículo impresionante.
donde es equinoxio?
Saludos!
Dan.