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Ilusiones y Esperanzas

13 de noviembre de 2004

Hoy me duele escribir. Más que una figura poética en realidad tengo un absceso en el dedo corazón de mi mano derecha y el ejercicio de escribir es doloroso. Por lo demás no hay dolor sino esperanzas e ilusiones. Hoy empiezo mi nueva vida con Clauz, hoy dejo de ser yo solo para ser parte de un cuerpo formado por dos personas. Y mis sueños me muestran una vida larga en su compañía, hasta que la muerte nos separe como aprendimos en las novelas.

Hoy quiero volver a las ilusiones de mi infancia, hoy más que nunca quiero que Mauricio el niño se haga presente porque pienso que solamente si él me muestra las caras bonitas de la vida podremos lograr el sueño. Todos me dicen que será difícil y al mismo tiempo maravilloso. Los ojos del niño como un calidoscopio me mostrarán todo lleno de destellos y colores sin importar lo duro y difícil. Siempre habrá luz en el túnel, no solo al final sino en todo su trayecto.

La juventud es idealista. Esos ideales vuelven en la vejez con la desesperanza por no haberlos logrado y al mismo tiempo la esperanza de que serán logrados por las generaciones posteriores. Hoy quiero que mis ilusiones permanezcan, construir una especie de puente por donde las ilusiones caminen y crezcan sin involucrarse con los desasosiegos de la vida diaria. Así, la vejez me encontrará con las ilusiones de la niñez y el brillo en los ojos por haber caminado con ellas toda la vida y haberlas cumplido y transmitido a los que estuvieron cerca de mí.

Mis ilusiones en mi vida de pareja con Clauz se verán como las más importantes, brillantes y ellas mismas tendrán una sonrisa perenne.

Y hoy empiezo, empezamos, a hacerlas vivir.

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