Somos sus vasallos. Sus siervos. Aceptémoslo. Ellos esperan que les sirvamos y que les reconozcamos su dignidad. Que trabajemos para ellos y así poder usufructuar el erario en sus gustos y caprichos. Nos lo han hecho ver con el caso de las pensiones escandalosas, con el abuso de ex magistrado y contralora a sus vecinos, con la renovación y concesión leonina de contratos mineros. Ellos forman nuestra realeza, nuestra nobleza y nuestros señores feudales. Como en el medioevo, los siervos trabajábamos para dar el tributo a nuestros señores. Y ellos tenían derechos sobre nosotros, nuestras vidas, nuestro cuerpo. Por eso debemos soportar que sus 14 escoltas se apropien de los terrenos comunes. Por eso tenemos que aceptar que nuestro edificio es indigno de estar junto a su vivienda y debemos aceptar que lo demuelan. Que por ellos usar uniforme entendamos que tienen el derecho de adaptar la ley a su voluntad y de montar una película (un falso positivo) cuando osamos levantar los ojos y decir