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Si bastara una canción

Este texto lo escribí para ver si me lo publicaban en la sección Viajar de El Tiempo. Nunca lo hicieron, aquí va.

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Si bastara una canción

20 de abril de 2005

“Mi Habana, si bastara una canción
para devolverte todo lo que el tiempo te quitó….”
Del cantautor cubano Carlos Varela en “Habáname”


Comencé a conocer Cuba a través de la música muchos años antes de lo que imaginaba. Al fin y al cabo vengo oyendo versiones de “Guantanamera”, “Son de la loma” y otras canciones desde que tengo recuerdos y sin darme cuenta ya estaba reconociendo elementos claves de su cultura a lo largo de la historia. “Yo soy un hombre sincero, de donde crece la palma”. Fue en mi primer viaje a la isla cuando un hombre sincero me enseño la palma, la palma real, el árbol nacional de Cuba (gracias Julio César).

Tuve la oportunidad de conocer más sobre la música cubana por lecturas, charlas, y comentarios pero fue especialmente a través de una emisora universitaria de Bogotá donde empecé a oír nombres de lugares, fui conociendo la forma de pensar de su gente y aprendí algo de su historia y geografía por las letras de las canciones y los comentarios de los programadores y de los invitados. También me han aportado mucho los libritos de los discos compactos que he comprado y los cuales en algunas ocasiones tienen información muy valiosa.

Así fue que cuando llegue la primera vez a Cuba ya eran familiares para mi Santa Bárbara, y la Caridad del Cobre, desde antes de aterrizar tenía el deseo de conocer Bayamo, y dar un paseo montado en coche, quería probar la Guayabita del Pinar. Soñaba que El Caballero de París reviviera y me llevara a caminar La Habana, deseaba estar frente al Muro (el malecón), “dónde acaba todo, donde empieza el mar” según lo define el trovador Carlos Varela, caminar por el Paseo del Prado andando entre sus leones, ir al Barrio de Buenavista a ver si de verdad existió el Social Club, atravesar el túnel que me llevaría a La Habana del Este, comerme un cucurucho de maní; ver la catedral en medio de su baño de tejas y encontrar decenas de referencias explícitas como estas que tenía en la mente. Así pude conocer algo de Cuba antes de viajar. Después, al llegar a La Habana, fue el sentir que me estaba encontrando con viejos amigos que hoy esperan mi regreso.

Cuando volví de mi viaje empecé a reconocer, a través de los libros, las canciones y las películas, lugares y expresiones que recorrí en La Habana y al conocer nueva música comenzó a crecer en mí el deseo de volver para explorar esos sitios que estaba descubriendo y esas nuevas situaciones y formas de ser que describían a los cubanos.

Para mal o para bien Cuba se convirtió culturalmente, en relación con el resto de Latinoamérica, en una verdadera isla y sus canciones están salpicadas de particularidades. A manera de ejemplo, el superhéroe por excelencia en Cuba no es Supermán o alguno más de la liga de la Justicia. Es Elpidio Valdés un mambí con caricatura propia (los mambíes fueron campesinos que luchaban por la independencia de España en el siglo XIX). La primera vez que oí sobre un mambí estaba en la canción “El punto cubano” de Celina y Reutilio, un mambí que “se batía con el machete en la mano”, tantos años atrás…

Hoy quiero ir a reconocer mi Habana, ir al Cobre a traerme una virgencita de La Caridad, ir a dar el tan esperado paseo en Coche por Bayamo, a pescar la luna en el mar de la bahía de Manzanillo y a descubrir tantas otras experiencias entre los versos de los poetas y los músicos.

Es posible conocer mucho de los países a través de la música, así nos parezca que la letra no es relevante podemos conocer algo sobre la forma de pensar y hablar del país de origen del cantante o compositor. A medida que más música escuchemos más conoceremos de nuestros destinos, pero será solo la antesala de lo que podremos ver cuando viajemos a ellos y posteriormente serán las canciones las que evoquen recuerdos de viajes anteriores incluyendo buenos amigos o grandes amores.

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