22 de Mayo de 2005 Hace unos días retumbaron los noticieros anunciando la muerte de un auxiliar bachiller de la policía por tratar de evitar el asalto a una de las ventanillas de venta de tiquetes en una de las estaciones del sistema Transmilenio. Un joven apenas salido del colegio con menos de 20 años murió por defender lo que era valioso para él. El asesino fue otro joven casi de su misma edad quien seguramente cree y tiene en sus escalas de valor como válido el apuntar un arma de fuego y descargarla sobre otro ser humano, aunque como diga Mecano “el que muere no vuelve más”. No había terminado de reponerse la ciudad de estos hechos (téngase en cuenta que usualmente se repone muy rápido) cuando nos enteramos casi en vivo y en directo gracias a la magia de la televisión del homicidio de un muchacho hincha de un equipo de fútbol de la ciudad a manos al parecer de un hincha de otro equipo. Hay que aclarar que en Bogotá, dada la pluralidad y la alta inmigración, pueden encontrarse partid